ParÃs sobre el Nilo
Por Jim Fox
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El Cairo es, desde el primer momento que puse los ojos sobre ella, una ciudad que me encantó. Eso fue hace bastante tiempo atrás, y en mi primera noche en la ciudad, refugiado en un hotel de lujo Ãrabe, escribà algunos versos sobre la habitación que me fue asignada. Me informaron que podrÃa haber una en la parte trasera del hotel, mucho más tranquila, o una más ruidosa en la parte delantera de cara al Nile. Elegà la vista hacia el Nilo, y lo que escribà aquella noche aún refleja mis sentimientos por esta gran ciudad:
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Hotel Cairo
Su preocupación era el ruido, de bocinas de automóviles y voces en la risa, de la oración y el saludo, de trueque y las convocatorias de las cabinas, el llanto de un niño, una madre de desprecio. Que se enfrenta el rÃo Nilo, donde la raza barcos, y la vida comenzó a florecer, sueño, lucha, maduro, o incluso la guerra, una niña el amor, el nacimiento de una nación.
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Hablé con todos ellos,
por lo que sonrió y me habló, en alemán, árabe, ruso, francés, alemán, pero tenemos entendido, Sólo las personas, las personas solamente.
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Su preocupación era el ruido para mi sueño, y para mi la paz, pero yo sueño con una canción de cuna de la canción de la vida.
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Lo fascinante de esta ciudad es algo incalculable. Fue una ciudad construida originalmente sobre los preceptos de la fe del Islam, pero se convirtió en mucho más. Se transformó en una ciudad donde los esclavos gobernaron un imperio, a veces un campo de batalla donde primero los Franceses y posteriormente los Británicos intentaron poner de manifiesto sus aspiraciones coloniales, e incluso una posada de retiro para los oficiales del Ejército Confederado de los Estados Unidos. Fue el lugar de nacimiento del turismo moderno, donde nombres como Thomas Cook levantaron los grandes hoteles de la elite victoriana de Europa. Se erigió como el ParÃs a lo largo del Nilo, y hoy sigue siendo referencia como una de las ciudades más grandes del mundo.
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No hace mucho tiempo, tanto europeos como estadounidenses venÃan a El Cairo para escapar de la monotonÃa de sus ciudades en el norte, y de hecho, un nuevo libro escrito por Cynthia Myntti retrata la forma en que se construyó Egipto bajo un estilo de parisino, añadiendo rasgos autóctonos de la región. El libro, llamado ParÃs a lo largo del Nilo, es casi una guÃa informal de la ciudad donde los tranvÃas eléctricos en algún momento unieron tres bulevares generando acceso a espléndidas mansiones, hoteles, galerÃas, teatros hermosamente iluminados y agradables parques. La autora nos relata historias donde el algodón de seda de Egipto y el dinero generado atraÃa comerciantes, especuladores, artesanos, aventuras e incluso campesinos italianos sin tierra. Una ciudad donde el tendero de la esquina era griego, el mecánico era italiano, la pastelerÃa austriaca, el farmacéutico Inglés, el hotelero suizo y el propietario de departamentos judÃo.
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Este no es El Cairo de hoy, pero las fiestas de incontables dÃas, la magia generada al interior de las personas, y muchos de los edificios y casas construidas durante este perÃodo se mantienen dentro de la historia moderna. Es esto lo que Cynthia nos ofrece en su nuevo libro. Ella nos comenta que las fotografÃas que componen este libro no hacen parte de una cobertura sistemática, sino más bien de una obra de amor que define lo encantadora, lo simpática, o incluso lo divertida que puede ser esta ciudad. Éstas cubren no sólo una parte de la vasta arquitectura de El Cairo entre 1870 y 1930, con una mezcla de art deco, barroco, y expresionismo, incluyendo sitios de interés especial en la ciudad, sino también los paisajes menos conocidos de Garden City y el Zamalek.
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Algunos antecedentes
Esta es posiblemente una historia de la ciudad que Jedive Ismail construyó, con la ayuda de su constructor de confianza y el Ministro de Obras Públicas, Ali Mubarak, con dinero europeo manejado a través de grandes bancos de occidente. Estas estructuras fueron construidas durante un periodo donde las potencias europeas competÃan por el control de Egipto y buscaban arrebatar la ciudad de de las manos de su gente. El resultado final, sin embargo, fue la construcción de una enorme infraestructura urbana.
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Ismail gobernó Egipto desde 1863 hasta 1879. Fueron de hecho sus predecesores quienes habÃan aprobado al gobierno de Gran Bretaña una licencia para construir un sistema ferroviario moderno en Egipto, que uniera El Cairo con el Puerto de AlejandrÃa sobre el mar Mediterráneo y la ciudad de Mar Rojo en el Suez. Robert Stephenson habÃa construido el ferrocarril británico entre AlejandrÃa y El Cairo en 1852, en contra de la voluntad francesa, provocando el desplazamiento de miles de europeos a la ciudad antigua. El objetivo de este ferrocarril fue el de proporcionar, tal vez, el camino para el futuro de El Cairo, pero fueron finalmente Ferdinand de Lesseps y los franceses quienes ganaron la concesión para construir el Canal de Suez, y fue esta la que, al menos simbólicamente, cambiarÃa la historia del Cairo para siempre.
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Izquierda: En Zamalek, la Biblioteca del Gran Cairo en Muhammad Mazhar Derecha: Zamalek, Calle Muhammad Mazhar, la puerta de la Biblioteca del Gran Cairo
Cuando Ismail heredó el trono de lo que se consideraba parte del Imperio Otomano, heredó de igual forma una enorme pero engañosa situación económica. Los británicos necesitaban un suministro confiable y permanente de algodón para sus fábricas textiles en Manchester y Leeds. Sin embargo, los estadounidenses se encontraban en medio de la guerra civil - siendo la esclavitud el principal motivo de ésta, razón por la cual no podÃan abastecer la demanda requerida. Ante esta situación Gran Bretaña fijó sus intereses en Egipto dado su potencial de abastecimiento de materia prima. Ante el aumento de la demanda de algodón egipcio, su precio tuvo un comportamiento similar, incrementándose las exportaciones 16 millones de dólares en 1862 a 56 millones en 1864.
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La fuente de riqueza europea tuvo sin lugar a duda efectos positivos y negativos sobre El Cairo. Ismail se habÃa educado en Francia y habÃa viajado extensamente por Europa, pero fue tal vez su visita a ParÃs en 1867, como invitado especial del emperador Napoleón III, la experiencia que mayor impacto tuvo sobre el futuro del Cairo. Con motivo de la Exposición de ParÃs, Egipto realizó un gran esfuerzo por crear una exposición nacional de enormes dimensiones. Se presentó un templo faraónico, un bazar oriental y una tienda de campaña beduina, presentando principalmente al público europeo aquello que esperaban encontrar en Egipto. Sin embargo, fue la ciudad de ParÃs la que se ganó la atención de los visitantes de la feria, en razón de su nuevo plan arquitectónico caracterizado por amplias avenidas, hermosos jardines y grandes galerÃas comerciales. Fue de hecho el barón Haussmann, el creador de este nuevo ParÃs, quién recibió personalmente al Jedive y su séquito.
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Ismail ansioso por ser parte de la civilizada Europa y a su regreso a El Cairo, se dedicó a cumplir este sueño con el fugaz dinero que su bonanza del algodón le habÃa dejado. Él construirÃa su ParÃs a lo largo del Nilo, pero en lugar de simplemente derrumbar barrios antiguos como Haussmann hizo en ParÃs, Ismail decidió construir una ciudad totalmente nueva, al oeste de la antigua.
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La Mano Europea
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Cuando el Jedive Ismail y Mubarak Ali elaboraron los planes para la modernización del Cairo, de antemano se contaba con la necesidad de extranjeros para poner en práctica sus ideas, por lo menos al principio. Sin embargo, Ismail fundó la Escuela de Arquitectura y Riego en Abbasiya, que se convertirÃa en la actual Universidad de El Cairo de la Facultad de IngenierÃa. También restableció la Escuela de Artes y Oficios de Bulaq que más tarde se convertirÃa en la Facultad de IngenierÃa de la Universidad Ain Shams. Sin embargo, tomarÃa más tiempo el preparar a los egipcios para su tarea inmediata.
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Los europeos jugaron un papel central en la construcción del nuevo Cairo, en particular los italianos. El Cairo se convirtió en una ciudad de referencia, y tanto profesionales como trabajadores comunes atravesaron el Mediterráneo con el objetivo de hacer parte del plan de Ismail. Arquitectos y técnicos italianos fueron contratados para trabajar con el Ministerio de Obras Públicas egipcio, al igual que en el sector privado. Ellos hicieron contribuciones considerables a los palacios de Ismail, algunos edificios públicos y las residencias privadas que se levantarÃan sobre el nuevo distrito. Nombres como Francisco Battigelli, Prampolini Carlo, Avoscani Pietro, Carlos Virgilio Silvagni, Gavasi Luigi, Cesar Augusto y Garozzo Giuseppe comenzaron a ser grabados en los edificios de este nuevo Cairo. PodrÃa destacarse entre estos el nombre del siciliano Giuseppe Garozzo, y posteriormente el de sus hijos, quienes fueron responsables de la construcción de los edificios principales del Cairo, incluyendo el Museo de Antigüedades Egipcias, el Palacio Abdeen (Abdin), el famoso hotel Shepheard y la Estación del Cuerpo de Bomberos del Cairo en la plaza de Ataba.
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Muchos de los edificios que los italianos construyeron durante este perÃodo estuvieron inspirados en el estilo de algunas estructuras renacentistas de Italia, con plantas bajas de piedra pesada, o su equivalente en yeso, y un piso superior con columnas toscanas, pilastras jónicas y ventanas de frontón. Otros, como Ernesto Vercucci Bey y Mario Rossi utilizaron un estilo primordialmente gótico italiano en edificios como la Villa Tawfik en Zamalek, que en la actualidad funciona como un edificio asociado a la Universidad de Helwan.
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Cabe señalar que los italianos también fueron responsables de muchas renovaciones de los grandes monumentos islámicos de El Cairo, y por tal razón algunos motivos islámicos fueron utilizados en algunos de sus proyectos de construcción posteriores. Antonio Lasciac, quien vino desde Trieste, fue el responsable de la construcción de muchos de los edificios más bellos del centro del Cairo. Estos incluyen los edificios de Suares y Khedival diseñados durante su carrera en Egipto. Ellos siguen las lÃneas clásicas y barrocas, pero sus obras posteriores, como el Edificio de Seguros Trieste y el Banco Misr, muestran una clara influencia islámica o Neo-Morisco. Otros siguieron el ejemplo de Lasciac y conforme este movimiento aumentaba su popularidad, otros diseñadores utilizaban de igual forma motivos arabescos en sus muebles.
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El uso del estilo barroco francés se aplicó también a los proyectos de construcción en el centro del Cairo, y posteriormente en Garden City y Al-Daher. Estos estaban normalmente ambientados con finos balcones, un extenso trabajo de hierro forjado y ménsulas ornamentales, entradas y escaleras de mármol, ventanas molduradas y puertas con el distintivo toque francés. Más tarde, los arquitectos franceses como Georges Parcq construyeron grandes edificios en El Cairo durante el siglo XX, incluyendo la Biblioteca de Mubarak y la Embajada de Francia. La influencia francesa también se hizo presente también a través de personajes reconocidos como Alexander Marcel, Nafiliyan Leo, Raoul Brandon, Backh Antoine, Matasek Edward - austriaco, y el Otomano-Armenio Garo Balian.
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Izquierda: En Zamalek, la calle Shagarat al-Durr, la Villa Tawfiq, ahora la facultad de Música de la Universidad de Helwan; Derecha: Calle 31 Beirut en Heliopols, diseñada por Antoine Backh
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El Cairo, en construcción
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Ismail construyó Ezbekiya con la intención de convertirla en pieza central de su nuevo esquema, abriendo dos nuevos bulevares en la ciudad antigua que atravesaran completamente la Citadel, sin embargo la nueva ciudad del oeste fue planeada de tal manera que estuviera alejada de la ciudad vieja. Este conjunto de planes, estableció Ismail, deberÃan culminar al momento de la inauguración de su propia Feria Mundial, conmemorando la apertura del Canal de Suez. Esto le dio sólo dos años para transformar el Cairo.
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El nuevo barrio al oeste se trazó bajo un concepto francés con calles rectas y rotondas que definieron lo que hoy es El Cairo moderno; sin embargo, los antiguos europeos habitantes en El Cairo que sentÃan un fuerte vÃnculo con la antigua ciudad medieval y con Otomana se quejaron ante lo que consideraban una "Haussmannización", acusación que no distaba de la realidad. La tierra fue subdividida para la construcción de villas y apartamentos al tiempo que el Jedive entregaba nuevas secciones de la ciudad a cualquier persona que se comprometiera a construir una estructura valorizada en mÃnimo 30.000 francos en un plazo de dieciocho meses. Para tal causa, incluso la Vieja Guardia Europea se unió a esta iniciativa, involucrando instantáneamente a Ismail, para construir en primer lugar residencias a lo largo de las nuevas calles rectas y más tarde los edificios comerciales. Barillet-Deschamps, quien diseñó el Bois de Boulogne y el Champs de Mars en ParÃs, junto con el horticultor francés, Delchevalerie, fueron designados para crear un tÃpico jardÃn francés en Azbakiya. Cuando fue terminado, el jardÃn fue escenario de una gran colección de árboles y plantas exóticas, un pequeño lago con botes de pedal y pintorescos puentes, asà como de salones de té europeos y orientales, restaurantes, un estudio de fotografÃa, un pabellón chino, una escuela de esgrima, un teatro y diversas tiendas.
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Arriba izquierda: Puerta de hierro in Munira sobre la calle Dar al-Ulum Arriba derecha: Puerta de hierro en la 24 Saray al-Gazira en Zamalek Abajo izquierda: Calle 7 Salah al-Din en Heliopolis Abajo derecha: Palacio Fuad Sirag al-Din en la esquina de las calles Nabata y Ahmad Pasha en Garden City
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La contribución personal de Ismail a propósito de la apariencia europea de la ciudad fue la Casa de la Ópera en madera, bastante parecida al modelo en escala de la de Milán localizada en Ezbekiya, construida por el italiano Pietro Avoscani, y simbólicamente frente al lado oeste de la ciudad, asà como el Teatro Nacional de Comedia. La Casa de la Ópera fue puesto en funcionamiento en cinco meses en 1868 gracias al trabajo intenso de grupos de trabajo sometidos a condiciones forzosas, de modo que pudiera estar lista para la ópera de Verdi, creada con la ayuda de egiptólogo Jean-Francois Champollion, quien encargó la obra llamada Aida, pero por desgracia, los trajes para la ópera no estuvieron listos para la apertura del Canal de Suez, por lo que la obra Riogoletto se llevó a cabo en su lugar. A pesar de la desaparición de la antigua Casa de la Ópera, tras el incendio de su madera libanesa, este escenario hacia el final de sus dÃas apenas era útil, dado el insuficiente espacio con el que contaba. Sin embargo, se trataba efectivamente de un espacio lujoso, con sus cajas harén con pantallas de seda, palcos ornamentados en dorado, y cortinas de brocado carmesà y filigrana de oro.
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Pronto, El Cairo fue mundialmente reconocido como una ciudad muy agradable, que ofrecÃa comodidades en ocasiones más atractivas para estadounidenses y europeos. El plan de Ali Mubarak para la nueva parte occidental de la ciudad dio lugar para la creación de amplias calles y plazas similares a las de la ParÃs de Haussmann. La calle Clot Bey, nombrada de esta forma en honor al Dr. Antoine Clot, médico de Napoleón y fundador de la primera escuela de medicina de Egipto, unió la nueva estación de tren del Cairo en Bab al-Hadid con la plaza comercial más importante, al-Ataba al-Ahadra. Ataba albergó en algún punto de la historia de la ciudad la oficina postal del Cairo, estaciones de bomberos, varios hoteles elegantes imponentes edificios comerciales y el mercado principal de la ciudad. Cuando se introdujeron los tranvÃas a la ciudad, la plaza Ataba se posicionó como el centro del sistema moderno de transporte público en El Cairo. Ataba se encontraba al respaldo de los jardines y la Plaza de Opera Ezbekiya, y estaba unida por un gran bulevar al palacio principal del Jedive en Abdeen.
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Izquierda: Calle 15 Kamil Sidqi en Al-Daher Derecha: Calle 12 Rushdi, Helopolis
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Ismail de igual forma transformó uno de sus palacios – el que eventualmente serÃa el Continental-Savoy y que en aquel entonces se llamaba el Hotel Nuevo –, en lugar de reposo para huéspedes distinguidos. Fue, al principio el rival, y posteriormente el aliado del Hotel Shepeard, el cual fue y sigue siendo el corazón y el alma de la sociedad de inglesa en El Cairo. En la actualidad, fácilmente podrÃan viajar a lo largo de una carretera elevada adornada con árboles y palmas de sombra en dirección a las Pirámides de Giza, donde construyó un pabellón de caza que más tarde se convirtirÃa en el Oberoi Mena House Hotel.
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Ismail contó de igual forma con otro palacio destinado a albergar a muchos de sus huéspedes reales que vinieron especialmente al Cairo para la apertura del canal. Fue justo al otro lado del Nilo en la Isla de Gezira (en un lugar hoy dÃa conocido como Zamalek), y fue aquà que la emperatriz Eugenia de los franceses, el prÃncipe heredero de Prusia, Enrique de los PaÃses Bajos, el PrÃncipe Luis de Hesse y sus séquitos fueron alojados para la celebración del Canal de Suez. Este palacio fue adquirido finalmente por una empresa europea que utilizó la mayor parte del terreno en proyectos especulativos de construcción. Un Pasha adinerado compró el palacio para sÃ, el cual serÃa finalmente convertido en un hotel después de la revolución de 1952.En principio fue llamado Omar Khayyam, pero en la actualidad es el Hotel Marriott Cairo.
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En aquel tiempo, la avenida acacia y sycamore en dirección a Shubra era la calle más importante de El Cairo, dada la masiva construcción de viviendas a lo largo de la vÃa de personas decididas a seguir al Khedive en su intención. Fue a lo largo de este tramo de carretera que la élite hizo gala de su riqueza y magnificas posesiones. CervecerÃas griegas y alemanas, asà como cafés franceses, brotaron como flores de primavera en todas las nuevas calles, muchos de ellas contando con shows de bandas y orquestas. Sobre un terreno libre con vista a los jardines Ezbekiya, el duque de Sutherland construyó el nuevo Club de Khedive; del cual se decÃa era una imitación de los mejores clubs de Londres de su época. Esto se llevó a cabo bajo el patrocinio real local cuyo presidente fue el cónsul británico, en aquel entonces el más alto funcionario diplomático británico en Egipto.
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Otro punto de desarrollo importante en Egipto, fue el hecho de la expansión británica en Ãfrica teniendo al Cairo como el punto de inicio y de abastecimiento económico. En 1869, Samuel Baker pasó cuatro meses en El Cairo, mientras preparaba su campaña a través del Nilo Blanco, para acabar supuestamente con la trata de esclavos; esta sin embargo, no parece haber sido su verdadera intención. Él salió del Cairo con las tropas de afros, junto con productos de comercio inglés y barcos británicos, la mayorÃa de los cuales fueron subsidiados por los egipcios, pero como JC MacCoan señaló, un nuevo territorio fue adquirido, pero el comercio de esclavos no parece haberse afectado en absoluto.
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En 1869, el canal estaba listo para abrir, lo que significó un año extraordinario para El Cairo. Para aquellos adinerados de la sociedad cairota, ese año significó un gran momento para disfrutar de bailes, banquetes, teatro, ópera y carreras de caballos. Incluso la población del común podÃa disfrutar de las calles abarrotadas, las encantadoras luces, los cientos de quioscos y puestos, los artistas callejeros y los tradicionales Mulids Musulmanes (festivales). Después de un rápido viaje a Europa, Ismail estaba listo para la ceremonia de inauguración oficial del Canal de Suez. Se contó con la participación de los ricos y nobles de Europa, asà como de una enorme cantidad de otras personas que lograron adquirir invitaciones, y junto con los periodistas que cubrÃan el evento, todos fueron alojados y alimentados en El Cairo para ser trasladados a Port Said en noviembre de ese año. Si bien la compañÃa del canal era francesa, el primer barco en atravesarlo era británico. Las celebraciones alrededor de este evento fueron tan espectaculares que su descripción podÃa ser consignada en un libro entero. La vuelta a la normalidad una vez finalizada la festividad fue un poco más difÃcil.
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Downtown Cairo, Esquina de las calles Abd al-Aziz y Rushdi Pasha Right: Downtown en la calle 14 Adli
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De hecho, los europeos continuaron llegando a la ciudad, e Ismail prosiguió con su idea de construir una copia de ParÃs. En 1870, Ismael trajo gas a la ciudad, que serÃa posteriormente sustituido por la electricidad en 1898, haciendo del Cairo una de las primeras ciudades del mundo en utilizar electricidad. Aunque la estructura de acueducto serÃa establecida después, Ismail dejó de igual forma una serie de carreteras pavimentadas y medios de transporte en toda la ciudad, asà como en 1872, facilitó la construcción de un nuevo puente de hierro construido sobre el Nilo desde Kasr el Nil hasta la isla de Gezira a través de una empresa francesa. Este puente abrirÃa el tráfico del rÃo; sin embargo el rÃo en el otro costado de la isla serÃa deliberadamente bloqueado, convirtiendo Gezira en una parte de Giza. Posteriormente Gezira, y especÃficamente el barrio residencial de Zamalek, se convertirÃa en uno de los más ricos de la ciudad.
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El principio del fin
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Por desgracia, el auge del algodón de la década de 1860 tuvo una corta duración. Aunque parecÃa que el dinero que gastaba Ismail en su amada ciudad provenÃa de un pozo sin fondo, en realidad se trataba de un fondo soportado por la sangre de la población egipcia, pagado por a través de altos impuestos grabados a todo tipo de actividad. Al final, él y el pueblo egipcio se verÃan sometidos a los bancos europeos. Fue al parecer la poca pericia y conocimiento de las finanzas y los enormes préstamos hechos por los banqueros europeos a términos rÃgidos los que causaron la crisis económica de en el gobierno de Ismail. Un ejemplo que ilustra esta situación se refiere a un caso donde el Rothschild prestó a Ismail, a través del estado, £ 8,500,000 libras esterlinas frente a 435,000 acres de la tierra agrÃcolamente más rica en el mundo, sin embargo los ingresos recibidos tras varias deducciones ascendió a sólo £ 4,360,000. Durante el perÃodo de once años en el que Ismail pretendió transformar El Cairo en un ParÃs en el Nilo, le fue prestada una cifra cercana a los 68 millones de libras esterlinas, por parte de varios banqueros europeos, de los cuales sólo 48 millones llegaron efectivamente a sus manos, por lo que al final, se vio obligado a vender su participación en el Canal de Suez a los británicos por cuatro millones de libras; en un tiempo muy corto, esta cifra serÃa el equivalente al ingreso anual del canal en el cobro de peajes.
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Con el tiempo, incluso Ismail de su incapacidad de responder a los banqueros europeos por sus obligaciones financieras, y debido a su polÃtica dura y opresiva hacia los habitantes locales de Egipto, tuvo poco apoyo al interior del paÃs. Intentó acercarse a los estadounidense y una vez finalizada la Guerra Civil Americana, contrató a varios oficiales provenientes de ésta, sobre todo oficiales confederados, con el fin de distanciarse de sus ocupantes británicos. Sin embargo, aunque éstos nuevos oficiales representaron algunos de los personajes más coloridos en este punto de la historia de Egipto, poco pudieron hacer para evitar la sanción hipotecaria. En 1876, un grupo de europeos designados, se congregaron para emitir juicio sobre la situación financiera en Eipto; el gobierno de Ismail debÃa 91 millones de libras esterlinas y para 1879 esa suma llegó a 100 millones.
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Ismail probablemente se percató de la inexistencia de ese dinero, puesto que de hecho una gran cantidad de éste fue utilizado para financiar diversos proyectos europeos en Egipto. En 1879, Gran Bretaña y Francia lograron lo que habÃan estado esperando hacer desde hacÃa tiempo: apoderarse de las finanzas de Egipto. Cosa que gestionaron a través de dos contralores, uno británico y uno francés. Posteriormente, el 19 de junio de 1879, los europeos dieron otro paso extraordinario, cuando los Cónsules Generales de Gran Bretaña y Francia llamaron al Khedive a que se presentara en el Palacio Abdin y abdicara. HabÃa otra opción para evitar abdicar pero para hacerlo requerÃa del apoyo popular, escenario que no serÃa posible en tanto la población estaba agobiada y molesta por los altos impuestos; su salida por el contrario serÃa vista como un alivio. Ismael se dirigió a Europa, donde murió en el exilio en 1895, dejando a su hijo, Tawfik, como heredero del gobierno del paÃs. Egipto fue prácticamente tomado por las potencias europeas de la época y en 1882, Gran Bretaña ocupó Egipto sin necesidad de utilizar las armas, situación que dio paso a una virtual anexión de éste como colonia británica. Aunque Egipto era considerado todavÃa parte del imperio otomano y seguÃa la lÃnea de gobernantes descendientes de Muhammad Ali, el paÃs de facto controlado por los europeos.
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En efecto, esta situación no impidió la continuación de diversas obras en Egipto, y el flujo de europeos en el paÃs aumentó asà como la apropiación de éstos del Cairo. Asimismo, el mercado del algodón se recuperó notablemente, permitiendo el crecimiento del Cairo en proporciones que el Khedive Ismail o su constructor Ali Mubarak jamás hubiera imaginado. Entre Ataba Plaza y el Nilo, una ciudad de corte europeo se levantó, mientras que la clase media egipcia se extendió hacia el norte hasta Faggala y Abbasiya. En el barrio europeo, la creciente demanda de barrios comerciales, financieros y residencias consulares propiciaron un aumento en la densidad de construcción de villas y jardines, que a la postre serÃan reemplazados por edificios de estilo parisino de varios pisos, tanto comerciales como residenciales. Uno puede caminar por estas calles y encontrar librerÃas en francés e inglés, salones de té y cafés, tiendas de moda y galerÃas de arte que no tienen nada que envidiarle a Printemps, las Galeries Lafayette o Au Bon Marche de ParÃs.
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Con la implementación del sistema de transporte público a principios del siglo XX, las áreas residenciales suburbanas también vivieron un proceso de revitalización, con nuevos desarrollos en Garden City a lo largo del Nilo, Heliópolis – ubicada al norte de la ciudad la cual fue planificada por el Barón Empain y diseñado por Ernest Jaspar y Belgain Maadi, ubicada cerca de la estación de aguas termales de Helwan, al sur de la ciudad donde muchos extranjeros siguen viviendo.
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Muchos años pasarÃan, y la situación de la población egipcia seguirÃa empeorando, ates de que paulatinamente fueran recuperando el control de su territorio. Finalmente, en 1952, pudieron declarar el territorio nuevamente como suyo, pero en este intervalo de tiempo, algunos sectores del Cairo fueron transformados con una tendencia más europea que oriental. En la década de 1920, el art deco y los edificios expresionistas comenzaron a figurar en la arquitectura local, diseñados por arquitectos egipcios y extranjeros. Entre los más importantes se puede encontrar nombres como Fahmi Riad, Luledjian Edouard, Kevorkian Nubar, Giuseppe Mazza, y Galligopoulo. Franceses, como León Azema, Edrei Max y Hardy Jacque quienes también contribuyeron a la definición del estilo del Cairo, y en la década los 30s, una tendencia más ecléctica se hizo popular incorporando esfinges, escarabajos, cobras y otros motivos faraónicos. Si bien este perÃodo fue una maldición para la población, hizo del Cairo la ciudad mágica y maravillosa que hoy dÃa conocemos.
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Referencias
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TÃtulo
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Autor
|
Fecha
|
Editorial
|
Número de Referencia
|
Al Qahira
|
Sassi, Dino
|
1992
|
Al Ahram/Elsevier
|
None Stated
|
Cairo (Biography of a City)
|
Aldridge, James
|
1969
|
Little, Brown and Company
|
ISBN 72-79364
|
Cairo (Giza-Sakkarah-Memphis
|
El-Mallakh, Kamal
|
1996
|
Bonechi
|
ISBN 88-7009-231-3
|
Paris Along the Nile: Architecture in Cairo from the Belle Epoque
|
Myntti, Cynthia
|
2000
|
American University in Cairo Press
|
ISBN 977 424 5105
|
|